La gente de la calle es maja, es gente pacífica y sonriente. Pero en
cuanto hay dinero en medio se transforman. En Vietnam el 99% de los
comerciantes (tiendas, restaurants, hostales…) tratará de sacar tajada de tí.
Hay un decreto no escrito que dice que al turista hay que cobrarle el doble,
por lo menos. Y no me parece mal, ya que sigue siendo un país barato. Pero nosotros
no podemos competir con los turistas y resulta aburrido y cansino tener que
luchar por precios justos todos los días a todas horas. Y cuando no hay trato,
se vuelven arrogantes y distantes.
Aún así no todo ha sido lucha en Vietnam. La visita del Abuelo Highlander
y el pedaleo con él ha sido la mayor alegría del periplo vietnamita. La visita
de un amigo-hermano es siempre un acontecimiento y poder revivir los buenos momentos, una suerte.
La primavera acaba de llegar y con ella se levanta el telón de un inmenso
y apasionante país: China. Hace ya mucho
tiempo, demasiado, que el pelotón no siente la majestuosidad de las grandes
montañas, aquellas que albergan banderines multicolores y habitantes de piel
machacada por la dura vida en las alturas. A ellas nos dirigimos y desde ellas
gritaremos al mundo nuestra dicha.
Un abrazo a todos